Ad Jesum per Mariam. La devoción mariana en la vida y en la pastoral de los Orionitas.

“Entregar la Virgen María a las almas, quiere decir darles a Jesucristo, la Iglesia, la fe, quiere decir darles la salvación”. (Don Orione)

AD JESUM PER  MARIAM

La devoción mariana en la vida y en la pastoral de los Orionitas

 

29 de agosto de 2011

Fiesta de la Virgen  de la Guardia

 Queridos hermanos,

 Tuve una gran alegría también este año, en la Fiesta de la Virgen de la Guardia de Tortona. Se repitió el habitual espectáculo de fe y de presencia multitudinaria. Llevé conmigo el texto, que leí hace poco, de un documento de la Congregación vaticana para el Clero. Se trata de la Carta a los Rectores de los santuarios de todo el mundo. [1] En ella se invita a valorizar la devoción popular mariana como camino de experiencia de Dios y de evangelización en un contexto de secularismo y de pérdida del sentido religioso. Puse esta carta mariana delante de San Luis Orione, en su Santuario de Tortona. La carta actualiza la convicción de San Luis Orione: “Entregar la Virgen María a las almas, quiere decir darles a Jesucristo, la Iglesia, la fe, quiere decir darles la salvación”. [2]

Hacía tiempo que quería dedicarle atención y una reflexión a la devoción mariana en la vida y la pastoral de los Orionitas. Este camino de caridad pastoral fue tan practicado e inculcado por nuestro santo Fundador, “alma mariana” [3] que todo lo vió y vivió “en la luz de María”. [4] No puedo dejar de recordar que mi primer encuentro de estudio con San Luis Orione y sus fuentes en el archivo, se dió en ocasión de mi tesis de licenciatura en liturgia con el tema: “La devoción popular mariana en el beato Luis Orione. [5]

A Jesús por  María. La promoción de la devoción popular mariana es un ámbito relevante de nuestro apostolado. Implica directamente a muchos religiosos y santuarios de la Congregación, pero sabemos que compromete un poco a todos, porque donde está el pueblo ahí está la devoción mariana, en las parroquias, en las casas de caridad, en las escuelas, en las misiones, en las casas de formación, con los jóvenes, con los enfermos, en nuestras más variadas actividades. La devoción mariana no está reservada a un tipo particular de actividad y de personas, sino que hace referencia a un clima, una modalidad, un modo de ser de nuestra vida y de nuestra caridad pastoral. Si es verdad que “no se puede ser cristiano sin ser mariano” (Pablo VI, el 24.4.1970, en el Santuario de Bonaria), tampoco se puede ser orionita sin ser mariano.

 

Un recurso para valorar

Hay quien ha visto – y ve – a las  “devociones populares” con un poco de sospecha, como que fuera algo infantil o mágico: desde el rosario al escapulario, desde el peregrinar hasta el signo de la cruz antes de partir para un viaje o de iniciar un partido de fútbol. Otros notaron que ciertas prácticas devocionales se convirtieron en una justificación sentimental e individualista para evitar el compromiso de un encuentro personal y comunitario con el Señor que se hace encontrar principalmente en los sacramentos de su presencia, en la liturgia de la Iglesia. Para entendernos:  voy al santuario, enciendo una vela, hago una ofrenda y digo alguna oración... pero después no voy nunca a Misa, no escucho la Palabra de Dios, no vivo según el Evangelio y sigo adelante sin arrepentirme ni convertirme. Para decirlo con Don Orione: “Se hace una procesión y todos gritan “Viva María”: en general, esto es todo lo que saben de religión, pero pocos saben el Padre Nuestro o la Salve; se puede decir que casi nadie sabe los principales misterios de la fe o los mandamientos de Dios; de esta ignorancia surge que muchos viven en concubinato como si nada fuese ...”. [6]

En no pocos casos, en algunas formas de piedad popular se mezclaron también elementos de superstición, o prácticas paganas, o rigidez psicológica.

Por tanta ambigüedad en las expresiones devocionales, una persona o grupo de personas que exprece la propia fe de modo concreto, fuera del ámbito litúrgico o doméstico, corre el riesgo de ser juzgado de retrógrado, fanático, o peor aún, un psicópata.

Es necesario tener en cuenta todo esto, pero es innegable que existe un sentimiento religioso auténtico y popular innato en la naturaleza humana. El eco de nostalgia y de deseo de la paternidad de Dios, si no se expresa de un  modo auténtico, vivo, cristiano, es decir “de hijos”, empuja a  buscar otras formas de “devoción” a tientas, de un modo mágico, sectario, hechicero, con prácticas satánicas, supersticiones y neurosis de todo tipo.

 El Magisterio expresó varias veces su estima por la piedad popular y  sus manifestaciones. Ha llamado la atención, insistiendo a los que la ignoran, la dejan de lado, o la desprecian, a que asuman una actitud positiva  hacia sus valores, porque es “un verdadero tesoro del pueblo de Dios” (Marialis cultus, 31).

El n. 1679 del Catecismo de la Iglesia Católica expresa claramente la actitud práctica de la Iglesia con respecto a las devociones populares: “Además de la liturgia, la vida cristiana se nutre de formas variadas de piedad popular, enraizadas en las distintas culturas. Esclareciéndolas a la luz de la fe, la Iglesia favorece aquellas formas de religiosid ad popular que expresan mejor un sentido evangélico y una sabiduría humana, y que enriquecen la vida cristiana”.

También hoy, y tal vez especialmente hoy, en nuestro contexto histórico-cultural, las devociones populares antiguas y nuevas son todavía una riqueza y un recurso para nuestra vida cristiana.

Para nosotros orionitas, se agrega también un motivo carismático para animar el cuidado de las devociones populares. San Luis Orione recomendaba: “Nosotros queremos, recuérdenlo siempre, queremos estar con el pueblo también en esto, en salvar su fe, en incrementar su vida cristiana, sobretodo por medio de la fe popular, las devociones populares ... sobretodo insistiendo en el sentimiento de  confianza en Dios y en María Santísima”. [7]

  

La pastoral de los santuarios en la Congregación

Es un sector de actividad muy consistente de la Congregación. Quisiera recordar los santuarios a los que actualmente se dedican tantos de nuestros religiosos, ya sea para hacerlos conocer y también para dar un reconocimiento especial a cuantos trabajan y han trabajado en ellos. La mayoría son santuarios marianos, pero algunos son también dedicados a los Santos.            

 Primeramente pongo los tres santuarios actualmente más frecuentados.

  1.    Tortona, Santuario-Basílica de la Virgen de la Guardia. Es el Santuario de Don Orione y de la Congregación por excelencia; lo quizo San Luis Orione (con un voto popular en 1918), ideado, construido con sus clérigos, organizado según sus ideales y su estilo mariano. Es el “pulmón espiritual” de una gran región; miles de peregrinos lo visitan durante todo el año. La fiesta del 29 de agosto, continúa siendo, como él quería, también la fiesta de la familia de la Congregación.

  2.   Itatí, Santuario de Nuestra Señora de Itatí. Lo recibe San Luis Orione mientras estaba en Argentina, hace exactamente 75 años. Es un santuario nacional, inscripto en la historia religiosa y popular de los guaraníes, difundido en la zona del norte de la Argentina (Corrientes, Misiones y el Chaco), en el sur del Brasil, y en Paraguay y también en Uruguay. La Congregación ha construido un nuevo y amplio santuario rodeado por varias instituciones de caridad. La presencia de gente es muy notoria.

  3.   Foggia, Santuario–Basílica de la “Madre de Dios Incoronata”. También este es un Santuario de una prolongada historia, unido a la aparición de la Virgen en el año 1001 y parte de la cultura y de las tradiciones de la región. En 1950 fue confiado a la Congregación que lo promovió construyendo el nuevo edificio y atendiendo la pastoral. Es meta de peregrinaciones durante todo el año, con centenares de miles de personas.

Paso a elencar los santuarios ligados historicamente a San Luis Orione.

4.   Casei Gerola (Tortona), Santuario de la Virgen de las Gracias y de San Agustín. Es un un Santuario rural, ligado a la vocación de Don  Orione; estaba abandonado y, en su puerta, Luis, de doce años de edad, le pedía a la Virgen que lo ayude para  ser sacerdote. El viejo edificio lo recibe en el año 1932, fue restaurado y todavía es atendido por nuestros Religiosos.

5.    Santuario de la Virgen de Monte Espineto de Stazzano. Este Santuario, de la diócesis de Tortona, en una posición privilegiada, es confiado a Don Orione y ubicó allí a los ermitaños de la Divina Providencia en el año de 1906; permanecieron hasta el año 1920. Hace ya unos veinte años que el Santuario volvió a ser atendido por los Orionitas.

6.   Fumo de Corvino (Tortona), Santuario de la Virgen de Caravaggio. Menos conocido y frecuentado que aquel de Tortona, constituye una página maravillosa de la devoción mariana de Don Orione, del canónico Perduca y de los clérigos albañiles que lo construyeron; fue inaugurado en 1939. Desde entonces, es meta mariana y “confesionario” para tanta gente de la zona.

7.    San Pablo (Brasil), Santuario de Nuestra Señora de Aquiropita. Fue construido en el centro de la ciudad por inmigrantes italianos trayendo la devoción desde Rossano Calabro. San Luis Orione celebró varias veces allí. En 1926 fue confiado a la Congregación. Es uno de los lugares de fe más popular de la ciudad de San Pablo, muy frecuentado en el período de la fiesta (15 de agosto) y amado también por las obras de caridad que lo rodean.

8.   La Floresta (Uruguay), Santuario de nuestra Señora de las Flores. Asumiendo la voluntad de inmigrantes italianos de Montevideo, Don Orione trasplantó allí la devoción tan apreciada por él, de la Virgen de las Flores de Bra. El Santuario es por ahora diocesano y tiene una discreta frecuencia de devotos.

9.   Messina, Santuario de Santa María del Consuelo. Fue una idea de Don Orione,  ya en el tiempo transcurrido en la zona después del terrible terremoto del año 1908. Puso a la veneración un hermoso cuadro de la “Virgen del Consuelo” venerado en Turín. De una iglesia muy precaria, se convierte en un hermoso Santuario;  ahora también es parroquia.

10.   Avezzano, Santuario de Nuestra Señora del Sufragio. Está unido al “sufragio” por las víctimas del terremoto de la Mársica (1915). Lo quiso Don Orione y fue construido en tiempos sucesivos. Está unido a otras obras de la Congregación y es frecuentado por la gente del lugar.

Un buen número de otros santuarios marianos fueron abiertos y confiados a la Congregación en diversos tiempos, posteriores a Don Orione.

11.    Río de Janeiro, Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Se trata de un Santuario muy hermoso y amplio, construido en la mitad del siglo pasado, que quedó un poco oculto por los edificios construidos a su alrededor. Tiene una frecuencia más que nada de la gente del lugar.

12.  Barranqueras, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de la Buena EsperanzaEs santuario arquidiocesano, de septiembre de 1954 nobrada por ley “Patrona de la Provincia” y desde el 5 de mayo de 1956, Patrona principal de toda la Diócesis de Resistencia.

13.    Boston, Santuario de Nuestra Señora Reina del Universo. El Santuario diocesano fue inaugurado en 1960; tiene adelante una réplica de la imagen de la Virgen de Arrigo Minervi, idéntica a la que está en la colina de Monte Mario en la ciudad de Roma.Actualmente nuestros religiosos desarrollan también la pastoral hispánica y brasilera de quienes habitan en Boston.

14  Paternó, (Sicilia) Santuario de María Santísima de la Consolación. LaCongregación asume el cuidado pastoral de este Santuario diocesano en 1966. Está construido en una excelente ubicación, en un lugar alto, constituye la memoria de una aparición del 1580. Es muy querido y frecuentado por la gente de una amplia área en torno al volcán Etna.

15.    Rokitno (Varsovia), Santuario de la Virgen Auxiliadora de los Primados de Polonia. Fue construído en el 1800, y confiado a la pequeña Obra en el año 1986. Es muy artístico e ilustre, objetvo de visita más que de devoción popular. Es también sede parroquial.

16.   Lahiszyn (Pinsk), Santuario de la Virgen Reina de Polesie. Fue una de las pocas iglesias que permaneció abierta bajo el régimen soviético porque estaba muy enraizada en la tradición religiosa de la gente. Desde 1990 fue confiado a la Congregación. Es el Santuario más popular en la amplia región de Pinsk y de toda la Bielorusia.

17.    Bonoua, Santuario de Nuestra Señora de la Guardia. Es el último gran Santuario construido en la Congregación en Costa de Marfil. Moderno, amplio, elegante y sobretodo frecuentado ya por miles de personas en peregrinación desde las zonas vecinas.

18.    Seregno, Santuario de María Auxiliadora. También este nació como capilla del Pequeño Cottolengo y es muestra de cómo la devoción a la Virgen y el dedicado servicio a las confesiones, puede atraer a tanta gente.

          Finalmente agrego también otros santuarios de la Congregación dedicados a los Santos, porque tienen un dinamismo pastoral similar a aquellos marianos.

19.   Fano, Santuario San Juan Bosco. Don Orione estaba orgulloso de decir que era el primer santuario dedicado a San Juan Bosco, apenas canonizado. En efecto fue inaugurado en 1934. Anexado a una institución educativa, fue por un tiempo parroquia, para volver a ser después exclusivamente santuario.

20.    Reggio Calabria, Santuario de San Antonio, Fue promovido por Don Orione que retomó y renovó la devoción local hacia el Santo más popular de la Iglesia. El edificio es imponente y elegante, frecuentado sobretodo por la gente de la ciudad; desde algún decenio es también parroquia.

21.    Palermo, Santuario de Santa Rosalía. Es el Santuario ciudadano, metido en una roca natural sobre el Monte Peregrino. La devoción a la Santa remonta al siglo XIII y todavía es muy popular y rica de tradiciones. El Santuario fue confiado a los cuidados pastorales de la Congregación en 1948.

22.    Claypole, Santuario de San Luis Orione. La Iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario dedicadoa nuestro Santo y es el lugar donde se encuentra la insigne reliquia de su Corazón. La popularidad de Don Orione y del Pequeño Cottolengo en Argentina alimenta la presencia numerosa de peregrinos en el Santuario.

23.    Cotia (San Pablo) Santuario de San Luis Orione. También aquí, después de la canonización de Don Orione, la iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario diocesano. Es muy hermoso, en un lugar muy privilegiado. La presencia popular aún debe ser promovida.

24. Araguaina, Santuario del Sagrado Corazón de Jezus. La grande Iglesia parroquial de Araguaina fue declarada santuario diocesano en 2006.

 

Los santuarios, “oasis en el desierto de esta pobre vida” [8]

El cardenalMauro Piacenza, presentando la carta a los Rectores de los santuarios de todo el mundo, a la que haré referencia con frecuencia, [9] explicó que: “Esta carta tiene especialmente la finalidad de insertarse en el gran movimiento de la nueva evangelización que nos compromete a todos en la Iglesia. Se pretende concentrar nuestra atención sobre estos lugares que Pablo VI llamaba  “las clínicas del espíritu” porque en un período de mucha secularización probablemente más aún, estos santuarios tienen una función ... ayudar al encuentro con el Señor, revisando la propia vida”.

La afirmación es evidente. “En un clima de difundido secularismo, el santuario continúa, todavía hoy, a representar un lugar privilegiado en el que el ser humano, peregrino sobre esta tierra, hace experiencia de la presencia amorosa y salvífica de Dios” (Santuarios 3).  Más áridos se convierten los surcos del camino de nuestra vida, más crece la necesidad y el deseo de ir allá, donde la tierra es fértil.     

En la pastoral que, como aquella orionita, pretende ser  “popular”, dirigida a los pobres y alejados de la fe, la devoción mariana es un camino de evangelización, es un freno al secularismo, es una manera para acercar la gente a la paternidad de Dios y a la maternidad de la Iglesia, motivados por el afecto a María.

En el Santuario se “encuentra un espacio fecundo, lejos de las preocupaciones cotidianas, donde uno puede recogerse y recuperar un nuevo vigor espiritual para retomar el camino de fe con mayor ardor y buscar, encontrar y amar a Cristo en la vida ordinaria, en medio al mundo” (Santuarios 3).    

 

La importante Carta sobre los santuarios anima y orienta esta pastoral. Por otra parte, la frecuencia a los santuarios de todo el mundo está creciendo de un modo sorprendente. Es un dato relevante del que se habla cada vez más con seriedad  pastoral. Todas las estadísticas nos dicen que hoy está en crisis la pertenencia a las instituciones de todas las religiones, comprendidas la católica, pero es fuertemente creciente la búsqueda del sentido, de la espiritualidad, la nostalgia de lo sagrado. Por ejemplo, en Italia, según una reciente estadística, solo un 25% frecuenta la Misa dominical, pero cerca del 40% declara rezar todos los días y el 70% dice que reza una vez por semana.

La confirmación de esta devoción popular que se manifiesta en los santuarios, especialmente en aquellos marianos, está en el hecho de que haya resistido a la tempestad de la contestación de los años setenta y al desierto del secularismo actual.  Aunque las iglesias en la ciudad y en los pueblos se vacíen, los santuarios no conocen las crisis y son frecuentados también por personas que no participan de las parroquias.

¿Qué sucede? ¿Cómo explicar este fenómeno? La persona humana con frecuencia, no reconoce a Dios, pero conoce bien la propia soledad, el proprio límite, y siente la necesidad de expresar la propia invocación, la propia confianza, la propria relación a pesar de ser tan incierta. El santuario constituye un lugar y un tiempo del espíritu para reconocer y expresar esta profunda e inalterable necesidad de salvación que es, en definitiva, necesidad de Dios.  

Se reconoce que: “la piedad popular es de gran importancia para la fe, la cultura y la identidad cristiana de muchos pueblos. Ella es expresión de la fe de un pueblo, verdadero tesoro del pueblo de Dios en y por la Iglesia: para entenderlo, basta imaginar la pobreza que resultaría para la historia de la espiritualidad cristiana de Occidente la ausencia del Rosario o del  Via Crucis, como de las procesiones. Son solo ejemplos, pero suficientemente evidentes para hacer ver lo imprescindible que son” (Santuarios 9).

 

Ad “Jesum per Mariam” significa también “a la liturgia a través de la devoción”

El “A Jesús por María” se convierte celebrativamente “a la liturgia a través de la devoción”. El culto a Maríabien hecho, conduce al culto de Dios. Don Orione logró esta mediación. Tenemos que conseguirlo también nosotros. Muchos escritos, testimonios y crónicas ilustran cuales fueron el estilo y la organización de las fiestas, de las peregrinaciones, de las celebraciones marianas de Don Orione. Todo estaba concentrado a conducir los fieles a los sacramentos, a hacer experiencia de Iglesia, a la evangelización en las verdades cristianas.  Es verdad que se necesita un gran cuidado para convertir el movimiento de devoción a María, muchas veces ingenuo pero existencialmente vivo, en un auténtico encuentro y relación con Dios.

La escucha la Palabra de Dios asume un rol esencial en la vida pastoral del santuario”(Santuarios 6), sea donde ella llegue: la escucha litúrgica, ofrecida como respuesta a los interrogantes de la vida, percibida durante la oración, surgida del diálogo confidencial con la Virgen. En los santuarios y en nuestras propuestas de devoción mariana debemos favorecer en todas las formas, el encuentro con la Palabra de Dios. Don Orione hacía observar que: “María está por encima de las creaturas, porque entre todas fue aquella que más amó, observó y honró la Palabra de Dios. Dichosos nosotros si, con la ayuda de la Santísima Virgen, llegaremos a amar y observar la Palabra de Dios, unir nuestra voluntad a la de Dios: es sólo esta unión la que nos hace santos!”. [10]   

El documento sobre la pastoral de los santuarios exhorta: “Los ministros sagrados tienen el deber de preparar el anuncio,  en la oración y en la meditación, purificando el contenido del anuncio con la ayuda de la Teología espiritual, en la escuela del Magisterio y de los Santos” (Santuarios 6).

Por su parte, San Luis Orione recomendaba: “Estén sedientos de la Palabra de Dios, y que  sea la vida de ustedes”. [11] “Administren la Palabra de Dios, de forma breve y preparándose: sustancia y practicidad, y con unción”. [12]

“Las prédicas de Don Orione – recuerda el Padre Bianchi – eran una citación continua de la Sagrada Escritura y del Evangelio; esto puede manifestar la veneración por los textos sagrados y la pasión con que los estudiaba”. [13] El sabía alternar la oratoria solemne y precisa con el uso de la lengua hablada por el pueblo humilde, del dialecto, para ser más incisivo y llegar al corazón y la mente de los que lo escuchaban, sobretodo en las peregrinaciones y en las fiestas populares.

Trasmitió un verdadero culto del Evangelio. “ ¿Qué es el Evangelio? Es el libro de Dios, es la vida, la palabra, la doctrina de Jesucristo. Es la historia del Señor: el Verbo de Dios escrito. Como el Santísimo Sacramento de la Eucaristía es el Verbo de Dios vivo, asi  el Evangelio y la Sagrada Biblia son el Verbo de Dios escrito”. [14]

La Liturgia es la expresión máxima de la relación con Dios, con la Virgen, con los Santos. Por lo tanto los responsables de la pastoral en los santuarios tienen la tarea de: “instruir a los peregrinos sobre el carácter absolutamente preeminente que la celebración litúrgica debe asumir en la vida de cada creyente. Las prácticas devocionales personales no son obtaculizadas ni rechazadas, al contrario, son favorecidas”. Es una oportunidad y no un obstáculo para la vida cristiana. [15] “ pero no sustituye la participación en el culto litúrgico” (Santuarios 12).

Especialmente hoy, cada uno de nosotros debemos tener en el corazón, como rectores o acompañando grupos de fieles hacia el Santuario, el hecho de favorecer una relación efectiva entre devoción personal, la Palabra de Dios y la Liturgia comunitaria.

Quien tiene interés por las Almas aprovecha de tantas pequeñas ocasiones. Por ejemplo, los lugares donde se reciben las “promesas”, si se preparan bien con signos o carteles explicativos, pueden ayudar a entender mejor la Providencia de Dios en la vida de las personas, los frutos que la fe puede producir. Cada Santuario tiene sus bendiciones. En los santuarios se pide la bendición para todo, se pide la protección, se quiere llevar alguna cosa “de Dios”, de la “Virgen”, de sagrado. En el Santuario de la Incoronata de Foggia todos van para ser ungidos con el aceite santo de la Virgen; otras personas llevan el coche nuevo para bendecirlo y la lista continúa. Estos momentos también son oportunos para decir una palabra de fe, para encontrar la familia, las personas.

El sacerdote, entre las tantas actividades ordinarias del santuario, tiene que dar la precedencia a aquellas que le dan mayor posibilidad de involucrarse en una relación espiritual personal con los peregrinos. También en este ámbito de nuestro apostolado, tenemos que ocuparnos sobretodo de aquello que es más propio de nuestro ministerio, dejando otros compromisos a los colaboradores laicos.

 

Es así que se honra a la Virgen: con Jesús en el corazón

En la carta sobre los santuarios se insiste también sobre la confesión, porque  “ el santuario es también el lugar de la permanente actualización de la misericordia de Dios” (Santuarios 13). En este sentido, es necesario ”favorecer y, en donde sea posible, intensificar la presencia constante de sacerdotes que, con ánimo humilde y acogedor, se dediquen generosamente a escuchar las confesiones sacramentales”, poniendo “en evidencia el vínculo estrecho que une la confesión sacramental y una nueva vida, orientada hacia una decidida conversión”. Es oportuno además que haya a disposición “en lugares aptos (por ejemplo, posiblemente, capilla de la Reconciliación) confesionarios provistos de una rejilla fija” (Santuarios 15). 

Queridos hermanos, es un gran honor, por cierto no carente de sacrificios, ser ministro de la misericordia en un santuario. Se han dado cuenta los hermanos sacerdotes que han desarrollado este ministerio como “trabajo” cotidiano en el Santuario de Pompeya, o los que confiesan en el Santuario de la Incoronata, de la Guardia, de Itatí y en otros.

Quien va a los santuarios, “clínicas del espíritu” espera siempre encontrar confesores disponibles. En muchas parroquias, por varias razones y por algún descuido, casi no se confiesa más. 

¡Para quién tiene tanto que hacer el confesar pude ser una “carga”; pero jamás una “pérdida de tiempo”! Para tantos hermanos sacerdotes ancianos y enfermos los límites de la salud con frecuencia se transforman en una condición favorable para desarrollar el ministerio de la confesión y de la escucha espiritual, muy activos todavía como sacerdotes. Pienso a un Padre Santella en Roma, o al Padre Luis Lazzarin en Bello Horizonte, o al Padre Adolfo Gigón en Claypole, que permanecieron “vivos” y requeridos para las confesiones hasta el final. La gente andaba a ellos igualmente por el Bien más valioso. También ellos se sentían valiosos, “¡en la vejez darán todavía frutos” (Sal 92, 15)!

La confesión se vive en el secreto del diálogo personal. ¡Cuánto bien y también cuanto mal puede hacer el sacerdote con sus palabras! Por esto es necesario que “sean bien formados en la doctrina y no descuiden el estar al día sobre todo en cuestiones atinentes al  ámbito moral y bioético. También en el campo matrimonial, respeten cuanto responsablemente enseña el magisterio de la iglesia. Eviten de manifestar en sede sacramental doctrinas privadas, opiniones personales o  valoraciones arbitrarias no conformes con lo que la Iglesia cree y enseña” (Santuarios 17-18). Muchas personas, especialmente las más alejadas, se forman un concepto de vida y de doctrina cristiana de aquello que reciben de estos encuentros en el santuario. 

La Eucaristía es “cumbre y fuente” de toda la vida cristiana (SC 10 y PO 5). También de la vida del santuario. Hay que cuidar  todos los aspectos que puedan facilitar el acercamiento de la gente a la misma. Muchas veces los peregrinos y también los turistas entran en el santuario mientras se está celebrando la Santa Misa. Con frecuencia se detienen aquellos que no tienen la costumbre de participar en la Misa. Si “ven” que la celebración está bien hecha, con fe, decorosamente, también ellos serán atraídos por el recogimiento. El canto puede ayudar, también la música, el silencio ayuda, como la homilía bien hecha y comunicativa. Todo debe responder a criterios dignos y sagrados. Mientras “un estilo celebrativo, que introduzca innovaciones litúrgicas arbitrarias, más allá de confundir y dividir los fieles, hiere la venerada tradición y la autoridad misma de la Iglesia, como también la unidad eclesial” (Santuarios 21)

 “Menos misas y más misa” es aún una sabia indicación para poner en práctica también en los santuarios. En los tiempos de mayor presencia de gente es oportuno ofrecer mayor facilidad (y por lo tanto frecuencia) para participar en la Misa, pero ninguna celebración debe realizarse sin la debida dignidad. Jamás debe ser sin vida, a las apuradas, sin cantos ni homilía, por más simple que sea.     

El Papa Benedicto XVI escribió y lo repite que “la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la misma Eucaristía bien celebrada” (Sacramento de la Caridad 64)         

Para orientar a Cristo durante la visita al santuario es de gran eficacia la adoración eucarística que manifiesta “aquello que está en el corazón de la celebración: la unión con Cristo hostia” (Santuario 23). La carta exhorta a atribuir “notable inportancia al lugar del tabernáculo en el santuario (o también de una capilla destinada exclusivamente a la adoración del Santísimo) porque es en sí mismo un imán, una invitación y estímulo a la oración, a la adoración, a la meditación, a la intimidad con el Señor” (Santuario 23). Deben ser bien cuidadas la exposición, la adoración y las bendiciones solemnes. Muchos diálogos profundos nacen delante del Santísimo Sacramento: de consuelo, de arrepentimiento, de conversión, de confianza, de escucha de los llamados interiores del bien.

Que todo lleve a concebir que el santuario es el lugar de la Presencia, de la Permanencia; es Casa y Templo y no simplemente lugar para visitar y ver.     

 

“Unir a una obra de culto una obra de caridad”

Me sorprendió un poco y me alegré que la Carta sobre los santuarios pida que “en fidelidad a la gloriosa tradición, no se olviden de comprometerse con las obras de caridad y los servicios de asistencia, de promoción humana, en la salvaguardia de los derechos de la persona, en el deber con la justicia, según la doctrina social de la Iglesia” (Santuarios 30).

Sabemos que ésta es una directiva característica, típica e insistente de Don Orione, tanto que fue presentada como una costumbre de la Congregación por el Abad Caronti: “Es praxis entre nosotros unir siempre a la Obra de culto una Obra de caridad”. [16]

De esta regla práctica conviene tener siempre las motivaciones espirituales y pastorales. “Muchos no saben entender la obra de culto – escribía Don Orione – y entonces será  necesario unirla a la  obra de caridad.        Estamos en tiempos en los cuales  si ven al sacerdote sólo con la estola, no todos lo siguen; pero si en cambio ven al sacerdote rodeado de ancianos y huérfanos, entonces sí que arrastra ... la caridad arrastra. La caridad mueve y lleva a la fe y a la esperanza”. [17]

En los santuarios, las obras de caridad y de misericordia hacia los más necesitados son el complemento del “Ad Jesum per Mariam”. Son el “Ad Jesum per caritatem”. “La Caridad abre los ojos a la Fe y enardece los corazones de amor hacia Dios”.           

Esta práctica está aún muy metida en la Congregación y modela las estructuras y las actividades de tantas de nuestras comunidades. Pude constatarlo y admirarlo recorriendo el mundo orionita. Observo de todos modos que deberíamos comprometernos más para que entre la obra de culto (mariana y parroquial) y la obra de caridad exista una sinergía efectiva, complementariedad y comunión. Cuánta eficacia recibe la actividad de un santuario (parroquia) de la presencia viva e integrada de una obra de caridad que constituya una unidad con la pastoral. Cuánta vitalidad surge de la actividad de una obra de caridad educativa o asistencial en la relación más amplia con la gente que frecuenta la iglesia o el santuario. 

Creo que sea importante valorar y  poner en práctica otra recomendación que nos llega de la Carta cuando dice “En torno a ellos es bueno que florezcan también iniciativas culturales, como por ejemplo congresos, seminarios, muestras, reseñas, concursos y manifestaciones artísticas sobre temas religiosos. De este modo los santuarios se convertirán también en promotores de cultura, sea intelectual que popular” (Santuarios 30). 

Algo, gracias al celo pastoral de los cohermanos, se hace. Pienso en la tradición de los congresos y encuentros en el  santuario de la Incoronata de Foggia; a la fiesta del Papa en el de la Guardia en Tortona; también en el nuevo santuario de Bonoua se vio rápidamente la necesidad de tener amplios salones para la catequesis y reuniones varias.  

 

¡AMEMOS A MARÍA!

La devoción mariana no es solo para uso externo, para los otros, como actividad pastoral. Es primero de todo alimento interior de nuestra espiritualidad.

Don Orione le puso este título: ¡AMEMOS A MARÍA!,  a una exhortación publicada sobre el Boletín La Obra de la Divina Providencia, del 19 de abril de 1915. Les trasmito algunos párrafos para actualizarla en nuestra vida espiritual de hoy. 

“Amemos a María ! 

¡Oh! la Pequeña Obra de la Divina Providencia, después de Dios, se puede decir que es toda obra de María: surgió por obra de María, creció por obra de María, se mantiene por obra de María. Nosotros se  lo debemos todo a María: razón para serle devotos, para demostraLe nuestro reconocimiento.

La devoción a María no es simplemente un adorno de nuestra santa religión, ni una flor cualquiera, un recurso como tantos otros, del que podemos servirnos o no, como nos agrade; más bien es una parte integral. Dios no quizo venir a nosotros sino por medio de María y nosotros no podemos ir a Dios sino por medio de María”.

 ¿Cuánto está presente el amor de María en nuestra vida personal?

El Papa, en la Carta por el Año sacerdotal, celebrado en el año 2010, recordaba que “Jesucristo después de habernos dado todo aquello que nos podía dar, quizo hacernos herederos de cuanto tiene de más valioso, esto es su Santa Madre”. Justamente, a partir de este acto de supremo amor de Jesús manifestado sobre la cruz, María fue considerada en el sentido real, Madre de la Iglesia, Madre de los cristianos, Madre de los sacerdotes. [18]

A todos nosotros, queridos hermanos, nos hace bien vivir y cultivar el clima favorable de la devoción hacia la Madre de Dios porque nos concentra en las cosas de Dios.. Para expresar la familiaridad y la intimidad con la Santa Virgen María, nuestro Fundador exhortaba: “Para amar de verdad al Señor, la Virgen, las Almas, la Iglesia, es necesario hacerse casi como una obsesión. ¿Saben qué cosa significa ser obsesionado en una cosa? ¿Cuál era el estado de ánimo de la Virgen hacia Jesús? Ustedes lo saben: no vivía sino que para Él, no hablaba sino de Él y para Él, sufría y oraba por Él, pensaba sólo aquello que pensaba Jesús – si le hubiese sido posible -,tanto deseaba su corazón estar cerca, en sentimientos, pensamientos y afectos, a aquel de Jesús. Esto han hecho también los Santos en la tierra: buscaron vivir al unísono, en todo, con Jesús y con la Santísima Virgen”. [19]   

Estar en intimidad espiritual con María nos lleva a nosotros, religiosos a estar  “fijos en las cosas de Dios”, estar fijos en “el bien de las almas”, “al unísono, en todo, con Jesús y con la Santísima Virgen”. ¡Qué hermoso! Entonces nuestra vida será un dirigirse siempre a Dios y a la belleza de darse totalmente y por siempre a Jesús, a la Virgen, y las Almas.

Dejemos de lado viejos y falsos dualismos que oponían piedad mariana y piedad cristocéntrica. Para Peter Seewald, que en una reciente entrevista definía al Papa Benedicto XVI “un teólogo con orientaciones más cristocéntricas que marianas”, el Papa respondió: “es verdad, crecí en una piedad más bien cristocéntrica, en una religiosidad que conscientemente y de un modo pronunciado venía alimentada por la Biblia y entonces era orientada a Cristo. Pero de esto siempre forma parte ciertamente la Madre de Dios, la Madre del Señor”. [20]

Seguramente, nuestra vida espiritual debe ser cristocéntrica mediante la Palabra de Dios, los Sacramentos, la Caridad. Pero, como advirtió el mismo Benedicto XVI, “La Iglesia se aleja de la palabra bíblica, si en ella disminuye la veneración a María. Entonces ella, en realidad, no honra más, ni si quiera a Dios en el modo que a Él conviene”. [21]

Recuerdo también otra argumentación del Card. Ratzinger que más o menos decía así. Dios se hizo visible en la historia, relacionándose con la persona humana, tanto de ser llamado “Dios de Abram, de Isaac y de Jacob”. Y bien, con mayor razón Él es “el Dios de María”, encarnado en María. Para conocer a Dios es necesario conocer a María.

Basta con esto, queridos hermanos; cada uno puede agregar otros motivos y tantas experiencias de devoción mariana. Con esta carta entiendo sólo apreciar y estimular nuestra pastoral mariana, en los santuarios y donde sea. Entiendo recomendarles que renueven la piedad mariana personal. La devoción mariana da el clima espiritual de un consagrado. Si se desciende la temperatura mariana significa que también lo demás está enfriándose.

San Luis Orione hablaba de los “cuatro amores” – Jesús, Almas, Papa, María – que alimentan nuestro fuego, sacrificio, martirio, incendio de la caridad. Más de una vez él amplió el “Ad Jesum per Mariam” al “a Jesús, al Papa y a las Almas por la Virgen”, con la Virgen, como la Virgen.

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La Santísima Virgen de la Guardia y San Luis Orione nos protejan y custodien nuestras instituciones. Con cariño en el Señor los saludo y recuerdo en la oración.

Padre Flavio Peloso, FDP
Superior general

 

 

[1] Congregación  para el Clero, Carta a los Obispos y Rectores de los Santuarios de todo el Mundo, Ciudad del Vaticano, 15 agosto 2011.

[2] Parola, 17.2.1932; V, 20.

[3] Don Orione alma mariana.  Quaderno n.56, 1983.

[4] Don Orione a la luz de María Madre de Dios es  el título dado a la hermosa  obra en 4 volúmenes del Padre Giovanni Venturelli que  constituye práticamente una biografía de San Luis Orione propuesta en  perspectiva mariana.

[5] La devoción popular mariana en el beato Luis Orione, Instituto Litúrgico Pastoral – San Anselmo, año 1983.

[6] Escritos, 96, 222.

[7] Palabra del 17.4.1938; VIII, 244.

[8] Tomo esta expresión de Don Orione, trayendo la misma cita de la que es tomada: “Los Santuarios son como oasis en el desierto de esta pobre vida; que los seres  humanos son como peregrinos Cansados y heridos muchas veces   muriéndose a lo largo del camino. Allá encuentran consuelo, descanso para curar el espíritu;  Allá se dejan a un lado las heridas del corazón… Los Santuarios son faros de luz que aclaran  las mentes y recuerdan las verdades del Evangelio. Son centros de irradiación de la misericordia divina y de la bondad materna de María. Son fuentes de elevación espiritual, de fe, de elevación moral por las almas desanimadas y cansadas. Son llamas que brillan sobre los montes, y mueven los corazones a sentimentos altos, a pensamientos del cielo. En el gris oscuro de la vida material, los Santuarios son  faros que hacen camino  a las almas en peligros, son fuentes de donde  surge  el agua de las consolaciones que lleva a la vida eterna”; Parola, 16.4.1928; III, 141.

[9] Ver nota 1; será citado Santuario

[10] Discurso a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, 18 de febrero de 1918.

[11] A los sacerdotes, 23.7.1939; Escritos 3, 526.

[12] Al Padre Cándido Garbarino, Escritos 67, 85.

[13] Testimonio del Padre Luigi Bianchi, Informativo, 100.

[14] Discurso a las Pequeñas Hermanas Misionarias de la Caridad, 11 de setiembre de 1919.

[15] Cfr mi Editorial sobre “Don Orione hoy”, mayo de 2011, p.3- 4. 

[16]   Carta del 3 de mayo, 1938; Escritos  117, 107; igualmente también en la carta de febrero de 1929; Escritos  53, 39.  “Es costumbre unir posiblemente siempre a una obra de Culto una obra de caridad”; Escritos  80, 177.  A la Incoronata de Foggia, es habitual que la comunidad que ofrece el hábito para la solemne “vestición” de la Virgen debe ofrecer el equivalente para una obra de caridad.

[17] Reuniones, p. 95. Don Orione al archipreste  Giovanbattista Chiosso de Torriglia: “Será entendida mucho más aún – también por quien practica  poco, - la devoción  a la Virgen, cuanto al culto, vaya unida una obra de caridad, a favor de los pobres”; carta del 27.11.1937, Escritos 38, 158 . “A una obra de fe, de culto y de piedad hacia  Dios y la  Virgen Su Madre, irá entonces  unida una obra de beneficencia, de caridad, de piedad hacia el prójimo”; Escritos 92, 216.

[18] Benedicto XVI explica que cuando Jesús, sobre la cruz, proclamó la maternidad universal de María, escogió como su primer hijo espiritual un apostol, un sacerdote, Juan, que dice: «Ahí está  tu madre!» (Gv 19, 27). Por tal entrega, cada sacerdote, como Juan, está llamado a tomar consigo María, ¡qué tierno afecto!, ¡qué consolante compañía y potente ayuda para su vida!: «El discípulo la llevó a su casa».

[19] Sobre los  pasos de Don Orione 165.

[20] Benedicto XVI, Luz del mundo. Una conversación con Peter Seewald, Edición Vaticana, 2010, p.228-229.

[21] María – Iglesia naciente, San Pablo, Cinisello Balsamo 1998, cap. IV "Tú eres la llena de gracia".

[22] Cfr Carta circular  La sola cosa necessaria.