Apuntes de dos jornadas de espiritualidad del Movimiento Laical Orionista en Valencia, 2013.
VIDA CRISTIANA, VIDA MARTIRIAL
Pasión y resistencia mirando a los beatos mártires Ricardo Gil e Antonio Arrué
Apuntes del P. Flavio Peloso
Valencia, 4 de mayo 2013.
El término mártir (del griego μάρτυς, mártys) significa testigo.
Jesucristo es el “testigo fiel” (mártys) por excelencia. (Ap. 1,5; 3,14 …así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz).
En cierto sentido, todos los cristianos son “mártires”, es decir, testigos. [1]
El término “mártir” luego fue reservado a aquellos cristianos que vivieron en un contexto social hostil, que fueron llevados a la muerte a causa del odio a la fe cristiana de parte de las autoridades, de los tribunales, o asesinados por personas privadas. [2]
El “mártir” es el “santo” por excelencia, según la concepción de la Iglesia antigua. Sólo seguidamente fueron reconocidas otras categorías de santos y de martirio … de la virginidad, de la caridad, de la fidelidad. [3]
Según el catecismo católico, la figura del mártir es antitética a aquella del apóstata, es decir, aquel que ha traicionado la fe en el Evangelio.
Don Orione exhortaba a ser “ardientes apóstoles de fe y bondad: hoy, quien no es apóstol de la verdad y del bien, es un apóstata”.
El mártir es testigo en cuando conoce/vive a Dios, conformado a Jesús, mediante el Espíritu Santo. [4] “Martyres non facit poena se gratia!” (San Agustín).
La vida de Dios, la vida con Dios, la fe-unión con Dios… es una Gracia.
Va reconocida como tal, acogida, custodiada y pedida continuamente. Pero algo debemos hacer nosotros.
Estos son cinco dinamismos de la fe madura, de la espiritualidad martirial:
En estos dinamismos
El equilibrio de dinamismos permite superar varios dualismos que se presentan:
LA PASIÓN
Hoy, en la vida cristiana se busca y se alcanza un cierto equilibrio, pero a veces, es un equilibrio a bajo nivel: falta la pasión!
A menudo hay baja pasión contemplativa, doctrinal, moral, comunitaria, apostólica…
“Es hora de re proponer a todos con convicción esta “medida alta” de la vida cristiana ordinaria” (NMI,31)
Es la charitas ( o también pietas) que da equilibrio pero también progreso en la vida cristiana.
Es la charitas que da energía y pasión a la vida cristiana: “Charitas Christi urget nos; no una llamita sino un horno de caridad”, un fuego, un incendio que funde en unidad a la oración, la razón, el trabajo, las relaciones, el apostolado…
Quien no ama, pierde tiempo… no tiene tiempo…
Quien ama siempre tiene tiempo (Von Spyer)
Quien no ama no dona… no tiene nada para dar… Quien ama tiene siempre algo para dar.
COMO FAVORECER EL CRECIMIENTO DE LA PASIÓN-AMOR
Don Orione encuentra e indica la fuente de la caridad en Dios, el cual es Amor. Reconoce la bondad de Dios, su Divina Providencia, en todo y en todos, y desde su corazón brota continuamente el «Deo gratias»: gratitud a Dios, estímulo y urgencia del «charitas Christi urget nos!» para la inmolación incansable por el bien del prójimo. En la gracia de Dios («¡Oh divina Providencia!») está el dinamismo de la caridad: la gracia genera gratitud, y la gratitud hacia Dios genera la gratuidad hacia el prójimo.
Confianza en la Divina Providencia y caridad son entonces inseparables en Don Orione. Hablando de la caridad la llama madre, reina, fuerza y meollo de las virtudes. Ella es el don más grande de todos los dones, vínculo de la perfección, fundamento de la fe, mandamiento nuevo. Nada es más precioso que ella; es la virtud más perfecta, la más fuerte, humilde y lúcida, prudente, y durable, viva e inextinguible. [7]
LA RESISTENCIA
El seguimiento de Cristo y la vida martirial no es cómoda, fácil…
Ninguna ilusión: “Los mando como ovejas en medio de lobos… los entregarán a los tribunales y los flagelarán… serán odiados a causa de mi nombre…” (Mt 10,16-22)
Jesús en primer lugar pasó estas pruebas… y “no hay discípulo más grande que el maestro: si me persiguieron a mí, los perseguirán también a vosotros”.
Busca amigos capaces de perseverar (Lc 22,28), de resistir: “Quien persevere hasta el fin será salvado” (Mt. 10,22)
La “resistencia” de San Pablo: fatigas, prisión, golpes, naufragios, peligros, hambre, frío, burlas, falsos hermanos… 2 Cor 11,21-29)
En su orgullo de “combatiente”, San Pablo se complace no sólo de las “empresas” y de las “conquistas”, sino también de cuánto ha sufrido y soportado.
Las 7 efes de los Hijos de la Divina Providencia: «Fe, frío, fame (hambre), fatiga, fumo(humo), fastidios, fiat voluntas Dei». Y luego... fiaschi (fracasos), fischi (silbidos burlones), filze di debiti (sarta de deudas), facchinaggi (changas), frustate (latigazos), frecce (flechas), frizzi (bromas sarcásticas). En suma: humillaciones, abnegaciones, tribulaciones, adversidad, persecusiones, cruces»[8]
La pobreza y la vida sacrificada son altamente educativas de los valores del espíritu, de la fortaleza del donarse a Dios y al prójimo: «Si la Congregación no es educada para este espíritu de pleno sacrificio y de plena muerte de sí mismos para la vida de las almas y para la causa de la Iglesia Santa de Dios, nuestra Congregación permanecerá siempre niña, y no alcanzará su fin» (Lettere I, 258).
En la vida cristiana se necesita cuidar las virtudes positivas pero también la capacidad de resistencia… capacidad de “mantenerse” aún a través de la contrariedad, contrastes, fracasos, largos períodos de dificultad.
Y las pruebas no hay que buscarlas o crearlas “artificialmente”… existen!
El valor de las “pruebas” y de las “cruces” en la vida del cristiano-testigo:
Don Orione hacía recitar una Salve Regina, para pedir a la Virgen el don de las cruces y la gracia de soportarlas bien.
Habituarse a sospechar que la vida no va por el camino justo de la fidelidad a Dios cuando faltan las “pruebas”, las fatigas, la hostilidad … está todo tranquilo, sin lucha.
Basta estar en el puesto justo, en fidelidad a Jesús y a la vida buena… y las pruebas, la cruz, vienen solas… las tinieblas contrastarán la luz, el mal asaltará el bien … El “mundo” ama aquello que es del “mundo”! El Evangelio es “contra-corriente”
[1] CCC 2472 El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia, los impulsa a actuar como testigos del Evangelio y de las obligaciones que de él se derivan. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras. El testimonio es un acto de justicia que establece o da a conocer la verdad (cf Mt 18, 16):
«Todos [...] los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espíritu Santo que les ha fortalecido con la confirmación» (AG 11).
[2] CCC 2473 El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza. “Dejadme ser pasto de las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios” (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Romanos, 4, 1).
[3] Ya en una homilía Irlandesa del siglo VII se habla del martirio blanco: consiste en el abandono/ofrecimiento de todo lo que un hombre ama por Dios (vida religiosa); martirio verde: consiste en el liberarse por medio del ayuno y de la fatiga de los propios deseos malvados, o en el sufrir angustias de penitencia y conversión; martirio rojo: consiste en soportar la Cruz o la muerte por Jesucristo.
[4] Rm 14, 7-8: Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos. Gl 2, 20: Fui crucifidado con Cristo e no soy más yo quien vivo, sino que Cristo vive en mí.
[5] Card. Jorge Bergoglio, 2009: “El ámbito donde tiene que darse el trabajo de ustedes es la calle. Dios los quieres callejeros, en la calle. San Pio X envió a Don Orione a las afueras de la puerta de San Juan, a la calle, no a la sacristía. Por favor, que Dios los libre de que… ustedes estén terminando mirándose el ombligo. No, a la calle.
Una Congregación que se mira al espejo termina en el narcicismo y termina sin capacidad de convocatoria y termina sin ilusión. Una Congregación que se encierra en sus cositas termina como todas las cosas encerradas, echadas a perder, con olor a moho, inservible, enferma. El camino más seguro para la enfermedad espiritual es vivir encerrados en cositas chiquitas.
Una Congregación que sale a la calle corre el riesgo, el riesgo de toda persona que sale a la calle, de accidentarse. Mil veces pídanle a Dios la gracia de ser una Congregación accidentada y no una Congregación enferma”.
[6] Veo que en los documentos oficiales se usa charitas (de charis, gracia) cuando se usa en sentido teologal: es la vida/amor de Dios reservada en nuestros corazones por medio del Espíritu que nos vuelve capaces de caritas, o sea de nuestro amor hacia el prójimo.
[7] Cfr Tras los passos de Don Orione, 94.
[8] Tras los passos de Don Orione, 108. Don Orione, con un fin pedagógico, relatò un hecho: «Uno de mis clérigos quería hacerse misionero, y siempre lo decía y me insistía. Quería partir. Una mañana lo vi llorar: ¿qué sucede?... —le pregunto—. “¡En el café no hay azúcar; está amargo!” “¿De veras?”, replico yo. “¿Y quieres hacerte misionero? Anda, anda, se necesita otra cosa para ser misionero”».