Don Orione dijo a Don Goggi: “Tú y Don Sterpi sois, para mi, como las dos cuerdas de la lira que suenan al unísono”. Don Goggi era la cuerda cultural de la Congregación.
EL SIERVO DE DIOS DON GASPAR GOGGI
Hace cien años el 4 de agosto de 1908, morìa en Alessandria “el primer Hijo de la Divina Providencia”, santo y docto colaborador de San Luis Orione en los inicios de la Congregaciòn, fùlgido ejemplo de virtud religiosa y sacerdotal.
Don Flavio Peloso
“No te digo cuánto se ha hecho e intentado de parte nuestra para salvar a Don Gaspar: pero todo fue inútil!”, aseguró desconsolado Don Orione que vio morir a 31 años de edad su joven sacerdote, Don Gaspar Goggi, fúlgida esperanza de su pequeña Congregación desde hacía poco tiempo aprobada.
La tarde del 4 de agosto de 1908, pasó inesperadamente al Señor en el hospital psiquiátrico de Alejandría, donde el prof. Frigerio, aunque en homenaje de su amistad con Don Orione y del médico de cabecera el Dr. Bonino, había pedido de confiarle el querido enfermo para practicarle un tratamiento más específico.
El mismo Papa Pío X, que conocía bien a Don Goggi, que entre otras cosas era también confesor de sus dos hermanas, “sabiendo de la muerte de Don Goggi, celebró de luto y en aquel día, no dio audiencia”.
“Il nostro Don Gaspare - dirá entonces Don Orione - l’ho pianto piú di mia madre, morta due mesi dopo”. A nuestro Don Gaspar lo he llorado más que a mi madre, muerta dos meses después”.
Y, sobre aquellas lágrimas, el fundador basará también su confianza en la intercesión delante de Dios de este excepcional hijo de la Obra, que un rápido y progresivo debilitamiento psicofísico, con ansias y depresión de origen anémica, lo había purificado y preparado al encuentro con Dios. En verdad, Don Gaspar había siempre querido estar pronto para tal encuentro: “Tener siempre presente el pensamiento de la muerte”- leemos en los apuntes de él señalados en los ejercicios espirituales de 1906: “Hacer cada acción, como si fuese la última de mi vida: mirando cada cosa creada en el espejo de la muerte”-.
GRANDES ESPERANZAS SOBRE EL
Nació en Pozzolo Formigaro (AL), el 6 de enero de 1877. Estuvo con Don Orione durante quince años, desde cuando en el 1892, tenía entonces 15 años, lo había encontrado en el oratorio de Tortona. Gaspar Goggi siguió los consejos del joven Fundador y frecuentó los primeros humildes colegios, para después donarse plenamente a él en la obediencia religiosa, abrazada con la generosidad de los selectos; rico de inteligencia, profundo en la oración, apacible y decidido en el servicio del Señor.
Don Orione tuvo la percepción de su personalidad; desde el primer encuentro, tuvo una estima profunda y singular, le estableció un itinerario de formación extraordinariamente excepcional y preciso, “¡Primero profesor y después sacerdote!”, mandándolo después, para estudiar, con otros compañeros, a Génova y a Turín. Lo exhortaba Don Orione: “Prepárate a trabajar por las almas, enciende bien tu espíritu a la caridad suave y laboriosa de Jesús y debes comunicarla a todos aquellos que podrás encontrar e influenciar. Si bien yo sé que tú eres un santo, te recomiendo: hazme de tus compañeros, soldados de Cristo fuertes y generosos».
Gaspar siguió filialmente las indicaciones del Fundador. En Génova y Turín, conoció personajes de alto nivel espiritual y social, frecuentó cenáculos de oración y eximios predicadores, fue asiduo de las mejores iniciativas del cristianismo turinés. En Turín, frecuentó el ambiente de la Adoración cotidiana universal donde conoció Josefina Comoglio, Paolo Pío Perazzo, el beato Don Rúa, la Beata Madre Teresa Michel y otras santas figuras del catolicismo turinés.
En 1901, se graduó en filosofía y letras tratando con Arturo Graf una tesis sobre “Inocencio II y los herejes de la Francia meridional”. Despertó polémica aquella tesis. El argumento central, sostenido y documentado de Goggi, fue que la Iglesia defiende de las herejías, el depósito de la doctrina con el fulgor de las virtudes de los santos”.
Siendo profesor, finalmente dio cumplimiento aunque a sus metas vocacionales. En 1901, vistió el hábito religioso e inició su noviciado en Sanremo. El 6 de septiembre de 1903, fue ordenado sacerdote.
LA “CUERDA CULTURAL” DE LA CONGREGACIÓN
Nos preguntamos: ¿qué cosa guardaba en su corazón y qué cosa se esperaba Don Orione, de este joven de notable ingenio y de profunda espiritualidad?
La Congregación estaba, en aquellos años, aún en formación, mientras que el espíritu, la finalidad y el carisma de la misma estaban ya límpidos en la mente y en los proyectos del Fundador y contaba ya con el decreto de aprobación del 21 de marzo de 1903, faltaban por definir algunos problemas prácticos, sobre todo de orden formativo y cultural, indispensables para indicar la vía más justa del camino espiritual e intelectual de sus seguidores.
Es notable la expresión de Don Orione, escribiendo a Don Goggi: “Tú y Don Sterpi sois, para mi, como las dos cuerdas de la lira (instrumento musical, n.p.), que suenan al unísono…”.
Don Carlos Sterpi - el otro estrecho colaborador de Don Orione, declarado “venerable” en 1999 - era un hombre práctico y prudente y ya tenía fuertemente en sus manos la administración de las primeras casas de la Obra y con el progresar volcánico de la acción de Don Orione, asumía también la responsabilidad de la preparación de los religiosos y del personal.
Don Gaspar Goggi era el otro cohermano de su máxima confianza. Había honrado su sacerdocio, distinguiéndose como director del Instituto en Sanremo y después en 1904, como rector de la Iglesia de Sta. Ana en el Vaticano, donde era muy buscado como guía espiritual de tantas almas, también de eclesiásticos. Estrechas y numerosas amistades ya sea entre la gente simple, ya sea con notables personajes como el Prof. Luis Costantini, el poeta Julio Salvadori, el Padre Juan Semería, el beato Luis Guanella, los siervos de Dios Arístides Leonori y Madre Teresa Michel Grillo. Fue confesor de las mismas hermanas del Santo Papa Pío X. En 1907, el futuro Card. Carlos Perosi lo había pedido como visitador apostólico de los Seminarios de Sicilia.
Don Orione conocía el valor de Don Goggi y consideraba que era tiempo de dar a la Congregación la dirección cultural más provechosa y adaptada a sus santas finalidades. ¿Quién mejor que Don Gaspar, habría podido colaborar y expresar las intenciones carismáticas del Fundador?
Ser la cuerda cultural y formadora de la Congregación: ésta era la vocación y el rol que Don Orione reconocía y favorecía en Don Gaspar Goggi. Él tantas veces había afirmado que “La Pequeña Obra de la Divina Providencia, en las manos y a los pies de la Sta. Madre Iglesia, tendrá que ser una gran luz de fe en el pueblo, un apostolado grande de caridad para salvación del pueblo, pero también una fuerza doctrinal, sana purísima, humilde y a total favor de la Iglesia, para mantener o hacer cristiana la masa del pueblo”.
LAS LÁGRIMAS DE DON ORIONE
No es retórica por tanto afirmar que, aquel día, con la muerte de Don Goggi, el 4 de agosto de 1908, hace cien años, Don Orione vio en parte desvanecerse, o al menos postergar, la realización del gran sueño de sostener “el apostolado de la caridad para la salvación del pueblo”, con la “fuerza doctrinal”, al que Don Goggi habría podido dar brillante impulso. “Quiere decir - comentaba más tarde Don Orione - que el Señor nos quiere más hombres de caridad que de libros y de letras”. De hecho, él tenía una pasión fuerte y exigente por los estudios de sus jóvenes aspirantes, clérigos y sacerdotes.
Dos recuerdos biográficos surgen en la mente como dos fotografías imborrables. Ambas nos llevan a la pequeña, linda iglesia, de Bettole cerca de Tortona, pueblo natal de Don Goggi.
El 7 de agosto de 1908, en Bettole eran sepultados los venerables restos de Don Gaspar: ¡más que un funeral, fue un triunfo! Celebró la Misa Don Orione. Pero, cuando llegó al Padre nuestro, le tembló la voz y en el “hágase tú voluntad”, estalló en un gran llanto, enterneciendo a la asamblea. Éste fue el primer y acreditado testimonio público acerca de la santidad de Don Gaspar Goggi.
El 8 de septiembre de 1903, siempre en aquella iglesia, la misma asamblea, humilde y devota, cinco años antes, había participado exultante a la primera Misa de Don Gaspar. Tuvo un maravilloso elogio del sacerdocio de Cristo, tomó antes la palabra Don Orione, a causa del retraso del grande Padre Juan Semería, amigo del Goggi, que, cuando llegó continuó la memorable exaltación del sacerdocio católico. ¡Hora inolvidable!
Don Gaspar Goggi honró después con su vida de pureza, de celo por las almas, de fraterna caridad y de amorosa aceptación del sufrimiento, sobre la Cruz con Cristo.
Hoy sus restos mortales reposan en el Santuario de la Virgen de la Guardia, en Tortona.
El mismo Don Orione pidió introducir la causa de beatificación (iniciada en Alejandría en 1959) y exhortaba a recurrir a su intercesión: “Nuestro Don Gaspar Goggi, primer Hijo de la Divina Providencia, era de una mentalidad privilegiada, temple de santo tan piadoso como docto, murió en concepto de santidad. Os digo que jamás me he encomendado a él, sin haber obtenido cuanto le he pedido ».